Ana, Una Vieja Enemiga

>> lunes, 19 de enero de 2009





Sí, me repugna. ¿Tu cuerpo? No; me repugna que esto pase, me repugna que el sistema mate gente de hambre aún cuando tiene dinero para comer.

Me repugnan las enfermedades que el común denominador de la gente llama histeriqueo.

Me repugna que te metás el cepillo de dientes en la garganta cuando hay gente que se desintegra en África por no tener lo que vos vomitás.

Me repugna que mi sobrino de 8 años no quiera comer, influenciado por lo que los mass media le dicen que debe ser.

Me repugnan los modelos que el establishment nos vende en esta saturación de entretenimiento ideado para inhibir cerebros, para evitar que nos cuestionemos hasta lo más básico.

Me repugnan los sitios en la red que apoyan y aconsejan esta conducta; es la última barrera de defensa para la libertad de expresión, pero los mensajes de odio y los mensajes estúpidos siempre están ahí. Y no sé como evitar que las personas influenciables caigan en eso sin censurar a nadie.

Me repugna Ana, la diosa de la anorexia, y el modo en que mutila la vida de sus devotas.

Yo adoro las curvas. Pero lo que a mí me guste no tiene que ser importante.

Consciencia.

¡Odio todo esto!

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