Los Silenciosos (7/7)

>> martes, 14 de julio de 2009

Los Silenciosos


7. Amanece



Salieri conduce la camioneta con la prudencia de los locos y la tenacidad de los aventureros. Varg descansa su maltratado cuerpo apoyado en la ventanilla derecha. Despertaron a todos en el barrio más cercano. Los niños están a buen resguardo ahora. Un vecino, un policía, quiso interrogarlos. Varg lo noqueó antes de partir.

Van rumbo a otro lugar. Cualquier lugar que no sea Basis. De momento la dirección elegida, casi por azar, es el norte.

-¿Lo habías visto antes, verdad?

-Sí. Me pidió una coima para dejarme tocar en el subte.

-¿Qué?

-Que me pidió una coima para dejarme tocar en el subte, allá en la capital. Le partí el saxo en la cabeza y salí corriendo.

-¿De qué estás hablando, Salieri?

-Del cobani que noqueaste.

-No me refería a él.

-¿De quién hablabas? ¿de la señora del camisón?

-La mitad de las mujeres estaban en camisón...

-La que yo digo era una muy simpática, me ofreció chocolate.

-Te ofreció una ambulancia...

-No, no, eran chocolates. Pero no importa. ¿De quién hablabas vos?

-Olvidalo...

Otro cigarrillo. Los Demonios De La Memoria, piensa. Hay una fuerza ahí afuera -¿pero dónde es afuera?- esperando, acechando. Algo que se alimenta de almas. O eso pareciera. Ahora comprende las menciones a “las potencias” hechas por Ferguson.

Medita en las palabras de Nimrod. Marionetas. ¿De verdad todo lo ocurrido fue una manipulación? ¿o, por otro lado, él decidió cada uno de sus pasos? ¿cual es el alcance de esas fuerzas que circundan lo tangible? ¿cual es la línea que divide lo increíble de lo exacto? ¿y qué es lo exacto? ¿y qué es lo increíble?

¿Quién es él? ¿quién es Ian Varg? ¿y quienes son los otros, Los Silenciosos? ¿qué es Detinjst-Inertan?

De pronto, como una revelación tardía y absurda, lo comprende. Detinjst-Inertan, la Infancia Inerte, no es sino lo que su nombre indica: algo que detiene el crecimiento, a través de la muerte. Y ese poder, tan ligado a la imaginación, que es la inocencia, no es sino la herramienta de esta entidad. Soldados, piensa.

Los Silenciosos han sido un medio todo este tiempo, un medio para enrolar guerreros en las huestes de la siniestra divinidad. Él, el extraño, el otro, era un factor necesario en la ecuación. La fuerza opuesta, indispensable para generar la tensión necesaria para que la teoría se torne acto.

Lo que lo atemoriza, lo terrible de todo el asunto, es que si eso está formando un ejército no es sino porque una guerra se aproxima. ¿Pero contra quien ha de librar una batalla?

¿Quién, o qué, en el mundo puede ser tan poderoso como para enfrentarlo?

-Sólo otros dioses...-murmura Salieri.

-Sólo otros dioses-responde Varg, sin mirar a su interlocutor.

-No. No leo la mente. Leo los rostros.

-No te pregunté nada.

-No importa. Quizás lo pensaste.

Avanzan en silencio con rumbo al mañana. Se avecina una tormenta que ha de cambiar la estructura misma de la realidad. Para siempre.

Antiguas fuerzas, seres desconocidos, moradores de tierras olvidadas y tiempos que no han arribado habrán de converger en un mismo punto.

Por un segundo cree verlos, cayendo desde el cielo, extendiendo sus alas cubiertas de fuego, emergiendo desde el corazón partido de la tierra, materializándose a través de los árboles y el pasto, escarbando el aire mismo.

Recuerda algunos nombres leídos en el libro de Ferguson. Förste, Vinnsluminni-Stór, Vanraeksla-Smár, Sikamlósság, Vrijeme/Junak, Komea, otras entidades, similares a Detinjst-Inertan. Dioses.

Dioses oscuros, retorcidos, de otras realidades, de otros páramos, siniestros en su accionar, letales, mas no omnipotentes.

Dioses que en nada se parecen al Yaveh de los cristianos. No hay piedad ni benevolencia para nadie, porque quizás, sólo quizás, su código moral es, al igual que todo en ellos, supra terrenal.

Más allá del bien y del mal, piensa.

Arroja el cigarrillo por la ventanilla, harto ya, e intenta dormir un poco mientras el sol despunta en el horizonte. La larga noche que ahora llega a su fin indica un nuevo comienzo. Cuando las potencias se expresen en toda su magnitud deberá tomar una decisión, lo siente en los huesos. Deberá elegir un bando. Al igual que todos.

Aún no sabe si los senderos ideados por las divinidades hará que la historia le llame héroe o villano, valiente o cobarde, víctima o victimario. Lo que sabe es que dificilmente pueda quedar al margen de los eventos venideros. En especial, porque no quiere.

En el divagar de su mente ve hazañas sin nombre y criaturas sin rostros, mientras, lentamente, se deja caer en el sueño.

El sol da en la cara de Salieri. Y él canta.

-No one knows what it's like, to be de bad man, the sad man...*


*Fragmento de Behind Blue Eyes (The Who)

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