Las Cloacas de la (In)Seguridad

>> domingo, 26 de septiembre de 2010

1- Los Mecenas de la Secta del Gatillo

Nosotros, sociedad, hemos atestiguado hasta el cansancio el bombardeo de reduccionismos que la clase política utiliza para intentar explicar el fenómeno que llamamos INSEGURIDAD. Los dirigentes señalan con el dedo el fétido pozo del que ha surgido el demonio que posee a la sociedad, todos tienen sus falaces soluciones. Acá, la derecha, demanda bajar la edad de imputabilidad y endurecer los castigos. Acá, la izquierda, demanda “compartir la riqueza del mundo”, como si el último siglo no hubiese probado que el económico es sólo uno de los múltiples aspectos de la brecha que divide la sociedad en clases.

La diferencia se encuentra tan sólo en los matices. De los pseudo revolucionaros no-obreros a los tragasirios de misa diaria (enemigos del aborto pero amigos de la pena de muerte), todos insisten en minimizar las causas, derramar lágrimas de cocodrilo por las consecuencias y soslayar la verdad que se halla oculta tras el velo de la mentira de estado.

Lo cierto, lo evidente, es que el crimen no sufre un desborde, cómo sí ocurre en México y en Brasil, porque es regulado. La obvia pregunta es por quién. Y la (aún más) obvia respuesta es por aquellos que poseen el monopolio de la violencia pública legal. Sí, la policía, aparcero.

La policía cumple tres funciones esenciales no para la sociedad, sino para el estado. A saber:

A) Disciplina

El sector que sobra, los excluidos, Los Nadies, los que no tienen acceso a la educación, a la salud, al trabajo. Son criminalizados. Si antes la subsistencia era dura, hoy es imposible. Se los convirtió en el caldo de cultivo del crimen. Son los que no tienen derecho a nada. Y si tiempo atrás el pobre era al menos un obrero y, como tal, un necesario engranaje de la maquinaria, hoy ya ni siquiera eso es. Escoria, el desecho, el que no sirve para nada. Su única posibilidad de subsistencia es tomar lo que el mundo le niega desde la cuna.

B) Regulación

Las famosas “zonas liberadas” son producto de la regulación del delito. Los uniformados ponen las reglas del juego. Controlan las apuestas ilegales, la prostitución, la trata de blancas, el comercio de objetos robados, el tráfico de drogas. Son partícipes directos del proceso. Todo esto apunta a mantener el termómetro dentro de los índices aceptables. Lo contrario generaría una tercera fuerza hegemónica que compitiera con las corporaciones y el estado: las mafias.

C) Financiación

El presupuesto provincial para mantener en actividad a la fuerza es insuficiente. La participación en el delito, como reguladores, es el ingreso necesario para que los patrulleros puedan transitar las calles y las armas puedan ser disparadas.

Así, el estado posee una fuerza policial que mantiene a raya el crimen y se autofinancia. El modelo funciona a la perfección para sus propósitos.

¿Cual es el grado de responsabilidad de los funcionarios?

Ante tales afirmaciones oir a quienes se rasgan las vestiduras gritar a viva voz “No se puede generalizar”. Acá generalizamos. Y no es un capricho, la propia realidad lo demanda.

Existen dos formas de corrupción. Por acción y por omisión. Cada individuo que observa el problema y prefiere mirar hacia otro lado, cuando su trabajo es proteger al ciudadano, es un cómplice. Sin excepciones.

¿Es posible ser parte de la institución y no conocer sus cloacas? Sí. Durante el primer cuarto de hora. A partir del minuto 16 se atestiguan ya los primeros atropellos.

En la práctica, no nos engañemos, que un policía vea a su comisario traficar y no haga nada al respecto no es lo mismo que ver traficar a cualquier otro y adoptar la misma actitud.

Las vendettas intestinas no le permitirían continuar su vida con normalidad. Pero eso no lo justifica ni mucho menos.

Al final del día lo que tenemos es una institución corrupta. No ciertos elementos, no algunos individuos, sino una institución completa.


2- Sigue Al Líder


Según consigna Ragendorfer en su ensayo socio-político “La Bonaerense”, la mecánica psicológica empleada en el adoctrinamiento policial es una forma básica y primaria del adoctrinamiento de masas del nazismo.

Fromm, en “El Miedo A La Libertad”, explica que en Alemania se construía la mentalidad del sujeto de modo tal que aquel que no fuera un perfecto engranaje ario, tal como consignaba la visión del Fhürer, nada sería. En la policía bonaerense, como en la de las provincias demás provincias, todo comienza en el entrenamiento básico del individuo. Se vive inmerso en un sistema que da al ingresante la más baja posición imaginable dentro de la jerarquía: a duras penas le permite creer que es aún humano.

Llamarle “sanguijuela” al futuro funcionario y obligarlo a arrastrarse hasta los pies del instructor es algo normal. Y suave comparado con el resto de los actos que componen el Show Del Entrenamiento Para El Cinismo Postmoderno. A través de la constante denigración se pierde la dignidad, por lo que es realmente simple que la conclusión final de la víctima es que no tiene derecho a nada. Cuando finalmente, tras largas penurias, los hombres y mujeres egresan y alcanzan la tan ansiada obra social, el trabajo fijo, el sueldo a fin de mes, van a parar a distintas comisarías donde los peces gordos, poco a poco, les revelan la inmundicia que se guarda -no esconde, sino guarda- bajo la alfombra. Progresivamente, a base de pequeños favores (un auto a comprar en cómodas cuotas, un departamento que puede ser alquilado sin presentar garantías, etc.) las cúpulas ganan la confianza de sus subordinados y comienzan a hacerlos partícipes de sus negocios. El resultado es una persona que se corrompió sin tener consciencia de ello y que ve un benefactor en aquel que lo inició en la delincuencia.

Y quienes no se corrompen son incapaces de obrar en contra de los hechos. No pueden proteger al ciudadano. Cómo hemos explicado, son cómplices.


3- Se Viene El Estallido...


Ocurrió en el Bronx, NY, USA, ocurrió en Medellín, Colombia, ocurre en Argentina. El alto grado de exclusión de un amplio sector de la sociedad genera violencia extrema. Los que no tienen nada deben poseer algún tipo de patrimonio para subsistir. Al no poder abastecerse de bienes por las vías legales, incurren en el delito.

El crimen reporta beneficios económicos, cierto grado de status, respeto de algunos. En otras palabras, otorga un modo de inclusión que devuelve al sujeto al estado de PERSONA.

Según los indicadores oficiales, en las cárceles del país aumenta la presencia de mujeres de entre 50 y 60 años procesadas por tráfico de drogas. Son primerizas, no poseen antecedentes. Los tiempos modernos cada día dejan menos lugar para las viejas prácticas que ayudaban a subsistir a las mujeres solas ya entradas en años. En el siglo XXI, al parecer, es menos la gente que busca curanderas o pretende echar mal de ojo a algún enemigo.

Los sectores marginales se han transformado en una verdadera bomba de tiempo que no puede ser desactivada con planes trabajar ni asignaciones universales, que son paliativos pero no soluciones.

Así es como arribamos a lo acontecido pocos meses atrás en Bariloche. Represión al más pobre, brutalidad policial, fusilamientos y luego... una marcha a favor de la “mano dura”. Todo esto sucede con aval de las clases altas. Las mismas clases altas con las que la clase política se encuentra en connivencia desde tiempos inmemoriales. Con y sin Sociedad Rural.

Independientemente de los lobbys ante los que responde, el gobierno Kirchner, que en rigor de verdad es el menos nefasto de cuantos han pisoteado este país, saca un cero en materia de seguridad.

Al igual que todos y cada uno de los anteriores, milicada incluida. Las dimensiones reales del problema sólo se comprenden cuando se toma consciencia de la bifurcación del camino. Por un lado, todo puede seguir como está. Por el otro, estas fuerzas pueden decidir que ya no serán funcionales al gobierno e independizarse. ¿Qué sigue? Probablemente inversión legal de fondos obtenidos por medios ilegales. Porque de momento el dinero se lava, es decir, se busca un medio justificar su posesión. ¿Pero qué ocurriría si ese dinero pasara a financiar otro tipo de actividades e instituciones?

Retomemos el caso de las favelas en Brasil: ante la ausencia del estado los narcos satisfacen las necesidades de la comunidad en la que operan, donde viven sus clientes y soldados, ganando así un leal ejército.

¿Y si la mafia que controlara todo fuese una policía que no rinde cuentas al estado? ¿Qué tipo de leyes y regulaciones podrían ser implementadas? ¿Cuales podrían ser derogadas? ¿A qué grado ascendería la impunidad de unos y otros?


4. Que Prometeo No Pierda El Bondi


“Ellos mandan hoy porque vos obedecés”

Albert Camus.


Hay dos grandes verdades que deben ser dichas antes de abordar el cierre de esta nota:

HECHO UNO: La inseguridad es verídica. La exageración desmedida de los medios de comunicación también. Los índices son alarmantes, pero no críticos.

HECHO DOS: Como atestiguan los países que apelan a la “mano dura”, los castigos excesivos, la pena de muerte y la disminución de la edad de imputabilidad ni siquiera merman los índices de violencia. Resultan infructuosos y sus consecuencias son sólo más exclusión y brutalidad.

¿Cómo se crea una sociedad segura?

Educación + salud + integración + dignidad + equidad de oportunidades – policía sanguinaria y homicida = justicia. O, al menos, algo no tan violento.

El estado no va a cambiar las reglas del juego porque le resulta funcional. No hay políticas de prevención, como las propuestas en el párrafo anterior, porque eso no acarrea beneficios políticos.

Las vergonzosas condiciones cuasi inhumanas en las cárceles no serán solucionadas porque el inconsciente colectivo cree que el criminal debe sufrir mientras está privado de la libertad, en vez de comprender ese período como un modo de rehabilitación.

Los humildes seguirán siendo prescindibles para el sistema. Su vida seguirá valiendo menos que la bala que los mata, a decir de Galeano.

El único modo de solucionar esto es tomar las riendas de la carreta, nosotros, los afectados por el problema, a través de la ACCIÓN DIRECTA. Pero eso será material para un futuro artículo.


FUENTES

La Bonaerense (Rodolfo Ragendorfer | Carlos Dutil)
El Leviatán Azul (Marcelo Saín)
Veintisiete Años En Argentina (Yo Mismo)

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