La Eterna Discordia

>> miércoles, 31 de marzo de 2010



...o no. Discordia sí, eterna no. En estos tiempos empezamos a debatir con seriedad sobre el aborto. Y es curioso que nos pongamos a hacerlo AHORA cuando, por ejemplo, 74 años atrás fue legal. ¿Dónde? En España. ¿Cual España? No la católica, derecha y fascista. No la nacional. La republicana. No la de Franco. La de los revolucionarios. La de los socialistas, los anarquistas, los sindicalistas, la del POUM, la de la CNT, la de la FAI. La de Federica Montseny, uno de esos casos increíbles. No sólo una mujer que ocupó un cargo político, sino una anarquista que ocupó un cargo político. Contradictorio, cierto. Tan cierto como que esa contrariedad ideológica nacida de la necesidad (estaban en medio de una guerra intestina, para el que desconozca los hechos) sentó precedentes con respecto a los derechos de la mujer; a la equidad de género.

Pero ya sabemos, la derrota final fue para el bando republicano (electo por voto popular) y la historia la escriben los vencedores. Ojalá la presencia de un notable periodista como Orwell, que se jugó el pellejo en las trincheras, hubiese bastado para que los aliados en la Segunda Guerra entraran a Madrid a sacar al tirano para devolver el control del país a las masas, que en efecto controlaron partes de España, como esa Barcelona que hoy, en el siglo XXI, parece una lejana utopía, una ciudad marcada por un furor revolucionario ficticio, romántico, imposible.

Pero no ocurrió así. En buena medida, quizás, es por esto que hemos tardado tanto en debatir algo que de trivial no tiene nada.

¿Debe ser legal el aborto?

Como mínimo, debe ser despenalizado. Hay muchos factores a tener en cuenta. El primero es la libertad de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo. El contra-argumento es la protección de la vida potencial (o vida a secas, depende como se mire). En general, se recurre a esto como motivo moral. Ahora quiero que me respondan algo. ¿Qué moral hay en permitir una vida si vamos a arrojarla a las calles, al hambre, al frío, a la miseria, a la explotación sexual, al abuso emocional, a la discriminación, a los prejuicios? ¿Qué moral hay en esa rubia de Palermo Hollywood que se llena su botoxísima boca con lugares comunes "pro-vida" que ignora al nene que en un semáforo quiere lavarle el parabrisas a cambio de unas monedas? Monedas que le sobran, porque sólo existen ricos (pocos) cuando existen pobres (muchos). El capitalismo que da sus privilegios a la rubia de Palermo Hollywood DEMANDA el desempleo (¡Qué termino más significativo! ¡El que no puede ser empleado, utilizado, cual si de un objeto se tratase!). Lo demanda porque para que el sistema no se desmorone cada individuo debe ser perfectamente reemplazable, nadie puede ser indispensable, todos deben ser números, estadísticas. Y mientras un homosexual reprimido muestra en TV la fortuna que posee gracias a los chocolates que inventó su abuelito, los empleados de sus fábricas reclaman condiciones dignas de trabajo. ¿Cual es la verdadera diferencia entre el payaso de la TV y el obrero? Simple: el obrero es un productor de bienes, el otro un parásito.

Cuando ocurren estas cosas no podemos hablar de moral. No hay moral alguna en decir "esto es mío y hago lo que quiero" cuando otros se mueren de hambre. No hay moral porque no hay un verdadero motivo para que vos podás tener, y ostentar, cuanto producto de consumo -exclusivo- se lance al mercado por obra y gracia de todos aquellos que trabajan de sol a sol a en tus empresas. No posees nada que sea útil en la cadena de producción de los recursos, pero sos el principal beneficiado. Entonces, sos el verdadero prescindible en este meollo.

Del mismo modo, no hay moral en que te pongás en contra del aborto pero ignores a todos aquellos que no fueron abortados. Porque de otro modo se defiende el parto, pero no la vida.

Los que, en efecto, defienden el parto pero no la vida son los fascistas, quienes se declaran a favor de la pena de muerte. Y no es casual. Algo similar pasa con la iglesia. Mientras se los bautice, no hay problema. Un número más para alimentar a la gran Puta de Babilonia. Al facho, en cambio, no le interesa el número sino mostrarse más humanos. A fin de cuentas, son los perdedores de la historia. Los verdaderos perdedores. Al menos a mí nadie me insulta cuando me llaman anarquista. Y nadie que sepa qué es el anarquismo puede considerarlo un insulto. Pero el fascismo...

Por otro lado hay un argumento muy discutible que es el de la conveniencia. No es tan simple como no entorpecer el normal desarrollo de la vida de los padres, si no el tener plena consciencia de dos cosas: A) el momento histórico que se vive y B) el lugar, y la historia del mismo, en que se reside.

Este es el mejor momento para empezar a discutir estos asuntos. ¿Por qué? Porque, ya lo dijo Enrique, "más vale tarde que mañana". Perdiste tiempo, che humanidad, superalo. En este momento el coming out de las personas con sexualidades alternativas, las nuevas tendencias espirituales, la conspiranoia, internet, el way of life y las justas reivindicaciones reclamadas por cientos de colectivos nos dan la oportunidad de hablar. Callar es cometer un crimen.

Hoy es cuando podemos presentar verdaderos, fácticos argumentos. Como por ejemplo, el del mal menor.

Es una realidad que los abortos ocurrirán. De nosotros depende seguir como ahora (y que ocurran en el comedor y los realice cualquier persona sin formación médica con una aguja de tejer, que la paciente contraiga una infección, muera y deje huérfanos a sus otros siete hijos) o que se realice en un quirofano (por profesionales, en condiciones sanitarias óptimas). Porque no puede ser evitado.

Pero nada de lo anterior sirve de algo si no entendemos los por qués. Este, aparcero, es un país jodidamente católico. Acá manda la tiranía de la Santa Puta de Vuestro Sagrado Corazón de la Contumacia Y Cristo Loco El Inepto. Poco a poco, los otros hemos empujado y si bien aún no tenemos una verdadera separación entre iglesia y estado, algo de espacio conquistamos. En este, el país de los cinco presidentes en una semana, en este, el país donde un primer mandatario manda a lavar los platos a los científicos, en este, el país donde se vende en 300 millones una central nuclear que genera 250 millones al año, en este, el país donde viven tipos tan pelotudos como para pensar que el dolar y el peso podían valer lo mismo en la década del noventa, todos los cargos políticos importantes deben ser consensuados con el clero. Ese clero que lava plata manchada con sangre, ese clero obscenamente adinerado, ese clero genocida, ese clero homofóbico, esclavista, misógino, hipócrita, miserable, ruin, déspota y manipulador.

Ese clero al que nada le importa la vida humana. No sean estultos, señores, la inicua iglesia católica se opone al aborto no por defender el derecho a nacer del crío, sino por cuidar sus intereses de una buena imagen y, por supuesto, de bautizados. No es por caridad que tratan de estar siempre presentes en los sectores más humildes. No sólo porque los humildes son mayoría, no sólo porque es más fácil engañar al ignaro que al docto, sino porque enarbolar las justas causas de los oprimidos les da cierta licencia para opinar, y presionar, sobre asuntos de la vida pública, que conciernen a la sociedad por completo. ¿Pero qué coño me puede decir el cura católico de la educación sexual en las escuelas, tan necesaria para combatir el aborto? Se supone que él es casto. ¿Qué puede saber? Mucho y nada. Sabe muy bien que monopolizar los contenidos que se dictan en la escuela ayuda, en demasía, a su sistemático lavado de cerebros.

Y acá, algo vital, es la educación de los pueblos, esa práctica libertaria que en la teoría se defiende y en la práctica se omite. También por conveniencia. Al empresario le conviene que estemos apoltronados frente a la TV, sedándonos, alienándonos con un par de tetas, que tengamos tantos hijos como sea posible, que todo nos chupe un huevo. A fin de cuentas, con un hueso se contenta al perro y con pasto a la oveja. Similar ocurre con los políticos. No muy diferentes son los militares. Y no hablemos ya de la policía.

A ninguno de los antes mencionados les conviene que SEPAMOS. Que sepamos de educación sexual. Ni de sociología. O teoría de comunicación de masas. O semiótica. O música. Y aunque parezca que vuelvo a vagar por las laberínticas ramas del Árbol del Conocimiento de la Ciencia del Libre y el Facho, lo cierto es que todo está relacionado. Nunca dije que la realidad sea simple, por cierto.

Métodos anticonceptivos gratuitos, cosa poco vista pero verídica, son necesarios para comenzar a revertir esta situación. Pero ni los preservativos ni la educación sexual serán regla hasta que eliminemos el tabú. Y acá viene el meollo del asunto: que el sexo, la política, la religión y el aborto sean tabú es un beneficio para las mismas mentes siniestras de siempre. Si no se abre el debate, nunca llegará el cambio. Todo tenderá a permanecer igual.

Mientras tanto la sociedad sigue sumida en el desamparo, la ignorancia, la explotación y el engaño. Ni siquiera nos hacemos una pregunta esencial: ¿Está preparado el individuo para ser padre?

Un pibe de 17 años no está listo más que física, biologicamente para procrear. Se priva de aspectos de su vida y priva a su hijo de un futuro guiado por un sujeto conocedor de los modos del mundo. La clase de persona que, cuando el crío llega a la edad del "¿Por qué?", es sincero cuando dice "no sé". ¡Claro que no sabe nada! ¡Claro que no tiene opinión formada sobre nada! Tiene 20 años y la madre de su hijo es una chica de 18 que quedó embarazada a los 15, que a los 29 será abuela porque así sólo repetimos este ciclo de ignorancia, en el cual se benefician los pocos a costa del sufrimiento de los muchos.

Formación. Información. Derecho a decidir. Y luego sí, me hablan de moral. Incluso de derecho si se quiere. Pero en tanto y en cuanto los intereses de los cultos, las corporaciones y los partidos políticos primen; en tanto y en cuanto vivamos en la realidad del mal menor; en tanto y en cuanto no se comprenda que no son homicidios por gusto (esos los cometen otros), no me jodan con la moral.

A favor de la legalización del aborto con un estado presente que brinde contención y condiciones sanitarias seguras.

1 Huellas:

Daniel,  2 de abril de 2010, 5:26  

Lobo, sabés muy bien cómo opino en este respecto. Lo he puesto en el foro del RO ya, y sabés mi opinión. Soy anti aborto, anti pena de muerte, y en general, contrario a todo intento de soslaye a cualesquier derecho de primera categoría. Es totalmente cierto que debemos encargarnos de quienes nacieron, pero ello no hace menos cierto que el aborto proveniente de una relación voluntaria y consentida es -sin moral, sin religión- incorrecto. Sé que este es el campo donde me van a tirotear, pero digo lo que creo. Es incorrecto porque ataca un valor primigenio, y hasta que médicamente no se pueda determinar con exactitud el instante de comienzo de la vida humana, debe protegerse el más (precisamente por la facultad expansiva de los DDHH).

Como argumentos, el malminorismo es una total falacia, carente de profundidad y de proyecciones dudosísimas. Con idéntico tino entonces podríamos señalar la conveniencia de la legalización de la castración quirúrgica, precisamente por tratarse de un "mal menor" frente a la integridad sexual. O de la despenalización del hurto, para desalentar los crímenes violentos ligados con el robo. Y extrapolemos. Mover la escala de las penas para satisfacer criterios o demandas sociales es una mala herramienta, precisamente porque la finalidad de la pena no es educar a la sociedad. El Derecho no es un medio de instrucción ciudadana: es un sistema creado para la organización social. No podemos usarlo como instrumento en ese sentido, porque mandamos todo a la misma mierda.

Y sí, coincidimos plenamente en algo: la clave es educación. Educación hoy ausente en la inmensa mayoría de los sitios, bloqueada por una curia de oligofrénicos que nada tiene que hacer en política, resistida por grupetes amantes de las botas y los uniformes. Pero esa educación y las poíticas que la impulsan, poco a poco se filtran y ya se ven resultados. En mi provincia, la currícula 2010 de la EGB3 ya cuenta con educación sexual como parte permanente -y obligatoria- de la misma. Igual para el nivel superior. Los anticonceptivos y preservativos SON gratuitos en los hospitales públicos, al igual que las operaciones de esterilización. Entre otros.

Corto acá porque muero de sueño. Te veo en un rato.

Daniel

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