Maldito Grinch

>> jueves, 24 de diciembre de 2009

Es mi responsabilidad, como Otro Maldito Grinch, quejarme. Y tengo ganas. Son las 21.30 y ya levanté mi barricada. Estoy en mi dormitorio. Escucho una canción dedicada a Buenaventura Durruti para silenciar la pirotecnia. Pronto tendré comida y agua. No salgo de acá adentro hasta las dos de la madrugada.

Odio esta celebración estúpida y su gente hipócrita. Odio todo esto. Más claro que nunca. Odio el arbolito, la pirotecnia, los nenes que se contentan un día mientras el resto del año los golpean, los maltratan, los menosprecian... “portate bien o vas a ser el único sin regalo en navidad”

¿No se dan cuenta?

Es otro mecanismo de control. Portate bien o el Dios Capital te olvidará. Lo que debiera ser normal -la solidaridad- es obligada en pos de TENER MÁS.

Así nos educan. A todos.

¡Odio todo esto! ¡lo odio de verdad! ¡quiero una AK-47, tres toneladas de napalm, una katana, un chaleco de kevlar, treinta cartuchos de dinamita, 40 vengalas y una fortuna obsena que me mantenga vivo hasta el final, así puedo ir en este preciso momento para arruinar la fiesta de todas las benditas ovejas!

No pienso salir de mi barricada.

Saldré cuando el mundo sea menos estúpido. O, para ser exacto, cuando no lo demuestre tanto.

PS: Esta mierda es el post número 200. Que asco, esperaba que fuera algo especial.

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