Mundial (I)

>> jueves, 3 de junio de 2010

Es un ritual. Eso creería un miembro de una tribu perdida en el Amazonas, un terrible cosaco, un poderoso vikingo o un duro espartano.

Reunirse a comer y beber, con una sudorosa horda humana, frente a un artefacto que irradia luces remite, de modo inexorable, a las noches frente a las fogatas, a esos momentos de descanso en que las sombras sobre las piedras inspiraron a los hombres los primeros mitos; los primeros dioses. Algo digno de respeto para cualquier cultura.

Pero cuando la reunión se reduce a contemplar a 22 tipos semidesnudos dando patadas a una pelota indefensa; cuando el espectáculo es ver a unos millonarios llorar como nenas se les rompe una uña, la dignidad se esfuma.

Un indio los lancearía y comería sus entrañas para honrar a oscuros dioses investidos en tinieblas, para garantizar una buena caza, la lejanía del hambre, un invierno más de vida.

Un cosaco los despellejaría para vender sus cueros y conseguir algo de vodka.

Un vikingo se limitaría a entablar un combate, por diversión si es joven, pero con la esperanza de ser asesinado y ascender al Valahalla para vivir días de sangre y noches de orgías, si es viejo.

Un espartano, en cambio, moriría de un ataque de risa al ver una sociedad que da el sitio de sementales a una panda de afeminados.

Y lo peor es que sería inobjetable. Más vergonzoso que ser un maricón pateador, un tirano que agrede esferas incapaces de dañar a nadie, es ser un admirador de tales sujetos.

Con motivo del mundial, la sociedad oveja, monocultural y sumisa, da la espalda al mundo. Y nada más importa.

En abril de este año ingresó a la cámara de diputados un proyecto de ley que pretende dar a todas las religiones y cultos aún más privilegios de los que tienen. Incluso pretenden hacer de sus templos inmuebles inembargables a perpetuidad.

La ideóloga de esta aberración es la muy cristiana Cinthya Hotton, de Valores Para Mi País, famosa por dar argumentos medievales para justificar su oposición al matrimonio entre parejas del mismo género.

Dos días atrás, el ejército israelí asaltó en aguas internacionales un navío en el que miembros de distintas ONGs transportaban material de ayuda a la Franja de Gaza. Muertos. Heridos. Picanas. Maltratos. ¡Incluso los llevaron a Israel a la fuerza y los deportaron por haber ingresado al país ilegalmente! ¡Claro que fue ilegal, pero no voluntario! ¡Los arrastraron!

Y a nadie le importa.

Todos continuamos inmersos en el ritual descerebrado; todos vemos como un manojo de malnacidos castiga una pobre pelota inocente de cuanta imbecilidad se nos ocurra a los humanos.

Así nos encuentra el mundial 1984, perdón, 2010 quise decir. Como cada cuatro años, apoltronados frente al televisor sin tener la más puta idea de lo que ocurre fuera de los seguros límites del living o el bar.

Los únicos tristes son los fabricantes de papel higiénico. Sus principales clientes, los adictos a la masturbación, castigarán sus ojos durante todo este mes con pornografía que genera orgasmos pero no eyaculaciones.

¡Odio todo esto!

2 Huellas:

Eklectica 3 de junio de 2010, 19:31  

Dieguito lindo, ¡ déjame copiar esto en el foro del juego! que se han puesto realmente IMBÉCILES con el tema del mundial...

En Chile si le han dado importancia a lo de Israel, ya que en dicha embarcación hay una chilena, y se están haciendo las gestiones políticas para que regrese sana y salva y que Israel no haga cagadas con ella como "prisionera".

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